Obsolescencia Programada y Obsolescencia Percibida
El término "obsolescencia" se refiere a la idea de que un producto deja de ser útil o deseable antes de que termine su vida funcional. En la sociedad de consumo actual, dos tipos de obsolescencia juegan un papel clave en los patrones de compra: la obsolescencia programada y la obsolescencia percibida. Ambas estrategias son utilizadas por las empresas para incentivar el consumo constante, pero tienen implicaciones económicas, sociales y ambientales significativas.
1. Obsolescencia Programada
La obsolescencia programada es una estrategia de diseño industrial en la que los productos son fabricados intencionadamente con una vida útil limitada, es decir, están destinados a fallar o volverse obsoletos en un periodo específico de tiempo. El objetivo detrás de esta práctica es obligar a los consumidores a reemplazar los productos con más frecuencia, generando un ciclo continuo de compra.
Ejemplos de obsolescencia programada:
- Electrodomésticos: Muchas veces, los electrodomésticos modernos como lavadoras, aspiradoras o refrigeradores están diseñados con componentes que fallan poco después de que expire la garantía, lo que hace más rentable comprar un nuevo aparato que repararlo.
- Dispositivos electrónicos: Los teléfonos inteligentes son un ejemplo clásico. A menudo, las nuevas actualizaciones de software dejan de ser compatibles con los modelos más antiguos, ralentizándolos o limitando sus funciones, lo que incita al usuario a comprar un dispositivo nuevo.
Esta estrategia de fabricación tiene consecuencias ambientales graves, ya que genera grandes cantidades de residuos electrónicos (e-waste), cuya gestión es un desafío global. Estos desechos, que incluyen componentes tóxicos, suelen acabar en vertederos o en países en vías de desarrollo, donde se gestionan de manera inadecuada, contaminando el suelo, el aire y el agua.
2. Obsolescencia Percibida
La obsolescencia percibida, por otro lado, no está relacionada con el mal funcionamiento físico de un producto, sino con la percepción del consumidor de que el artículo ya no está a la moda o es deseable, aunque siga funcionando correctamente. Las empresas fomentan este tipo de obsolescencia a través del marketing y la publicidad, creando una sensación de urgencia para que los consumidores reemplacen productos que aún sirven.
Ejemplos de obsolescencia percibida:
- Moda y "fast fashion": La industria de la moda rápida es un claro ejemplo de obsolescencia percibida. Las empresas lanzan nuevas colecciones varias veces al año, creando la impresión de que la ropa que fue comprada recientemente ya está pasada de moda, lo que impulsa a los consumidores a comprar más ropa, aunque la que tienen siga siendo utilizable.
- Tecnología: El diseño de teléfonos móviles, laptops o televisores también fomenta la obsolescencia percibida. Las empresas introducen con frecuencia nuevos modelos con características apenas mejoradas, pero con un diseño más moderno o delgado. A través de la publicidad, se genera en el consumidor la sensación de que posee un producto "viejo" que debe ser reemplazado, aunque aún funcione perfectamente.
3. Impacto de la Obsolescencia en el Consumidor y el Medio Ambiente
El impacto de la obsolescencia programada y percibida va más allá de los bolsillos de los consumidores. Ambas prácticas tienen un efecto perjudicial sobre el medio ambiente y los recursos naturales. El aumento en la fabricación de nuevos productos requiere la extracción de más recursos, como minerales, petróleo y agua, lo que contribuye al agotamiento de estos materiales y a la degradación del medio ambiente.
Además, la creación constante de productos desechables o que se consideran "obsoletos" genera toneladas de residuos. Por ejemplo, los residuos electrónicos (e-waste) son uno de los flujos de desechos de más rápido crecimiento en el mundo, y solo una pequeña fracción de estos desechos es reciclada adecuadamente. Los productos obsoletos terminan a menudo en vertederos, donde pueden liberar sustancias tóxicas que contaminan el suelo y el agua, afectando tanto a los ecosistemas como a la salud humana.
4. Hacia un Consumo Responsable
Para combatir los efectos negativos de la obsolescencia, los consumidores pueden optar por hábitos más responsables, como:
- Reparar en lugar de reemplazar: Optar por reparar productos que han dejado de funcionar en lugar de comprar nuevos. Existen movimientos como el "Right to Repair" (Derecho a Reparar), que abogan por leyes que permitan a los consumidores reparar sus propios dispositivos o llevarlos a talleres locales.
- Comprar productos duraderos: Elegir productos diseñados para tener una vida útil más larga, aunque puedan ser más caros en el corto plazo, es una forma de reducir el impacto ambiental.
- Elegir productos de segunda mano: Comprar productos usados es una manera de reducir la demanda de nuevos bienes y, por lo tanto, minimizar el uso de recursos naturales.
- Desafiar la publicidad: Ser consciente de las tácticas de marketing que buscan crear necesidades artificiales y fomentar el consumismo. Reflexionar antes de hacer una compra: ¿realmente necesito este nuevo producto?
Conclusión
Tanto la obsolescencia programada como la percibida son estrategias que tienen un gran impacto en los patrones de consumo y en el medio ambiente. Mientras que la primera está relacionada con la vida útil física de los productos, la segunda se basa en el deseo de los consumidores de mantenerse al día con las tendencias. Adoptar prácticas de consumo responsable y exigir productos más duraderos puede ayudar a mitigar los efectos negativos de estas formas de obsolescencia y contribuir a un modelo de consumo más sostenible.
ACTIVIDAD
- ¿Han experimentado alguna vez la necesidad de cambiar un producto aunque aún funcione bien? ¿Qué opinan de la idea de la "moda" como un factor de obsolescencia percibida?
Tarea: Investigación breve en casa sobre un producto que hayan reemplazado recientemente. Identificar si fue por obsolescencia programada o percibida.
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